La depreciación es el proceso por el cual el valor de un activo tangible (palpable) evoluciona durante su vida útil.
El valor de un activo disminuye con el tiempo debido al desgaste, al clima, o simplemente porque se vuelve obsoleto.
La depreciación y la amortización son palabras que cualquier empresario debe entender porque afectan tanto al valor del negocio como al impuesto a pagar sobre los ingresos.
Ambas palabras describen la manera en que el valor de un activo se reduce con el tiempo. La diferencia es que:
Si no fuera por la depreciación, el costo total de un activo se documentaría el primer año. Esto no está en sintonía de acuerdo a cómo el activo beneficia a la empresa.
Activos a Corto Plazo
Si un activo es útil para tu negocio por lo menos en un año, el IRS le permite deducir el precio total de compra de ese activo de acuerdo a su ingreso imponible en el año en que se compra.
En todos los demás casos, sólo puedes deducir una parte del precio de compra. La renta imponible -el monto sobre el cual la empresa pagará el impuesto- se calcula cada año deduciendo parte del costo del activo del beneficio.
Esta “subvención” se llama depreciación.
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Año 1: 5/15 = 33,34%
Año 2: 4/15 = 26,67%
Año 3: 3/15 = 20%
Año 4: 2/15 = 13,33%
Año 5: 1/15 = 6,67%
Es fijado por el IRS, y el contribuyente debe completar el Formulario 4562 para mostrar cómo se han calculado las cantidades reclamadas tanto para la depreciación como para la amortización.
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